lunes, 16 de diciembre de 2002

Lorenzo Silva: La niebla y la doncella


16 de diciembre de 2002

Un complejo rompecabezas narrativo donde las piezas van encajando con pasmosa naturalidad hasta desembocar en un desenlace sorprendente.

Sinopsis
El sargento Bevilacqua y su compañera la cabo Chamorro, atípicos investigadores criminales de la Guardia Civil, reciben un incómodo encargo. El asunto que les toca en suerte es un asesinato ocurrido dos años atrás en la isla canaria de La Gomera: el muerto un joven de vida desordenada y carácter atolondrado. Por el crimen, en su día, se juzgó y absolvió a un político local cuya hija adolescente andaba en relaciones con la víctima. El caso ha estado en la vía muerta durante meses, pero las altas conexiones de la madre del chico han forzado a reabrirlo Chamorro y Bevilacqua se encuentran con un crimen antiguo y muy pocas pistas para resolverlo. Tras desplazarse a la isla, la cabo y el sargento, con la colaboración no siempre entusiasta de los guardias que en su día cerraron el caso en falso, se sumergen en la búsqueda de un asesino que parece haberse desvanecido en la niebla del bosque donde apareció el cadáver.

Lorenzo Silva nos ofrece en La niebla y la doncella la entrega más trepidante y ambiciosa de las andanzas del sargento Bevilacqua.

Lorenzo Silva, ganó el Premio Nadal 200 con “El alquimista impaciente. En 1997 quedó finalista del mismo premio con La flaqueza del bolchevique. Es autor también de algunas obras para el público juvenil (Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia: El cazador del desierto y la lluvia de París) y de las novelas Noviembre sin violetas. La sustancia interior, El urinario, El lejano país de los estanques (Premio Ojo Crítico, 1998), El ángel oculto y el nombre de los nuestros.

La promoción literaria de este mes de diciembre de 2002, la cierro en compañía del escritor Lorenzo Silva, que vino a Santiago con su novela “La doncella y la niebla” editada en Destino. No era la primera vez que venía a Santiago. Me comentó que en 1998 asistió al I congreso de escritores que se celebró en la Fundación Camilo José Cela, en Iria Flavia.
Estábamos a las puertas de Navidad, hablamos de nuestros hijos y de los regalos, él mantenía que había que tener una actitud moderada con respecto a los niños. Me reí, diciendo que poco podíamos hacer ante Papá Noel y Los Reyes Magos, cuando llamaban a la puerta, preguntado por los “reyes de la casa”, y la avalancha de obsequios de familiares y amigos se apoderaban de la casa y de nosotros.
“La doncella y la niebla”, un estupendo libro para regalar en Navidad, donde sus protagonistas el sargento Bevilacqua y su compañera la cabo Chamorro atrapan al lector con sus investigaciones criminales.



ENTREVISTAS



La Voz de Galicia: Concha PinoEl Cronómetro
No publiqué ninguna novela que no consideré digna

Su obra “El alquimista impaciente” no es la única que se convirtió en una película, porque tiene otra en rodaje y negocia la realización de otras dos.
La última novela de Lorenzo Silva, La niebla y la doncella, es una trama policial con final insólito. El escritor, abandonó, con la adolescencia, la poesía y el teatro para dedicarse de lleno a la novela. Ha publicado diecisiete en menos de dos décadas.

-Llevaron dos de sus obras al cine y negocia dos más. ¿Son casi guiones?
-Es una cuestión de técnica de construcción de personajes, se van creando ellos mismos. Para el cine hay que adaptarlas, y a veces reescribirlas, pero es cierto que en los cuatro casos, y siendo muy diferentes, se trata de personajes construidos a partir de lo que ellos dicen y no del juicio del narrador.
-¿Cuál fue el proceso con “El alquimista impaciente”?
-La adaptación la hizo la directora de la película, Patricia Ferreira. Fueron muy fieles a la novela, y yo me limité a hacer algunas observaciones que en general atendieron.
-Aborda géneros dispares ¿Es una Búsqueda?
-No, no soy un escritor de género. Me interesan cosas muy dispersas.
-¿Diría que su producción es espectacular?
-No. Hace ya 18 años que empecé a escribir novela y no he dejado de hacerlo. Siempre tengo varias en la cabeza. Me sobran ideas y me falta tiempo. Pero algunas se me resisten, Hay una con la que llevo 12 años.
-¿Es más difícil ahora?
-No, es más fácil. Tienes muchas cosas a tu favor como la costumbre y el estímulo de saber que te leen.
¿A que aspira?
-A escribir novelas dignas. No publiqué ninguna que no consideré que lo era. No intento hacer cosas geniales. Mi modelo es Graham Greene, que se dedicó a hacer lo que le gustaba. Hay mucho novelista por accidente, para poder estar en el mercado como escritor.




Faro de Vigo: Carmen Villar

Este mundo se mueve por interés y los homicidas también

Desde que nació en 1966, Lorenzo Silva tuvo que hacer un hueco en su vida (es abogado) para la literatura. Y lo ha llenado con medio centenar de relatos y diecisiete novelas, entre otros. Con “La flaqueza del bolchevique” quedó finalista del Nadal en 1997 (actualmente el libro está en fase de doblaje), espinita que se sacaría tres años después con “El alquimista impaciente” (Llevada al cine por Patricia Ferreira). Su última aventura, La niebla y la doncella”, está protagonizada por una pareja conocida en otros dos títulos: los guardia civiles Vila y Chamorro, contra el crimen.

-¿Es cierto que “no hay nada tan audaz como la ignorancia”?
Ignorar los riesgos te permite afrontarlos sin despeinarte. Los ignorantes son los más audaces.
-¿Y para ser escritor, al que se supone audaz, es necesario entonces ser ignorante? -Hay que ignorar, por lo menos sureste el momento en que estás escribiendo el libro, lo duro que es intentar seducir a alguien y no conseguirlo. Porque seducir a alguien es siempre lo que intentas cuando escribes una historia.
-La estructura de la novela, ¿qué papel juega?
-Aunque tiene mala fama, cuando haces una buena estructura, esta te permite que la intuición funcione a su vez. Una novela es una mezcla de cálculo y de intuición.
-¿Cuándo “un hombre pacífico deja de serlo para convertirse en un peligro de impredecibles consecuencias”?-Yo, que soy una persona bastante tranquila, sé muy bien que cuando alguien es permanentemente pacífico, tranquilo, es porque se va tragando cosas. Y el que le hace saltar el límite puede llevarse todo lo que el interesado se ha tragado. El que está permanentemente soltándolo todo, puede hacer más ruido pero no suele ser tan peligroso.
-“La niebla y la doncella” es policíaca. Escribe sobre crímenes. ¿De hombres tranquilos?
-El asesinato que siempre me interesa, tanto literariamente como fuera de la literatura, no es del Psicópata, el del violento… Me parecen vulgares, con pocos matices. A mi me interesa por qué mata la gente normal; esa de la que se dice luego siempre “si parecía normal, hasta te abría la puerta del ascensor”.
-Pero los móviles en sus obras suelen ser económicos…
-Si, suelo escribir más sobre muertes por intereses. Es que al final, por desgracia, este mundo se mueve por el interés y también los homicidas lo hacen.
-¿Ya no hay pasionales?
-Si los hay, pero es más difícil sacar novelas de ellos.
-¿Son las “señales” algo en lo que “el hombre cree después de caer en el sexo y el alcohol”?
-Todos creemos un poco, lo queramos o no, en ciertas señales y somos un poco supersticiosos porque cuando a los edificios racionales que nos montan para que creamos en ellos les vemos los agujeros (y siempre acaba por ocurrir porque hay mucha hipocresía), puedes acabar por dejarte llevar por otros signos.
-¿Has sentido alguna vez ganas de cambiar de aires, como su personaje?
-Muchas veces. Y eso crece con la edad, porque te conoces más, conoces tus insuficiencias y probablemente resultas una peor compañía para ti mismo.
-¿”En las controversias sólo pueden despacharse a gusto los incendiarios”?
- Si, porque son los únicos que no tienen nada que perder, los que no hacen nada más que disparar el lanzallamas van muy cómodos. Cuando intentas defender una postura matizada siempre eres atacado.
-¿Y quienes serían los lanzallamas en el caso del “Prestige”?
-En el caso del “Prestige” a mi me dan ganas de ser más incendiario, y no sólo para quemar fuel… -¿En que gen lleva el ser humano “la predisposición a ir a lo suyo”?
-En el gen egoísta. Al final acabamos persiguiendo nuestros intereses. El mal siempre surge del egoísmo. No creo en la maldad intrínseca de la gente, pero sí en la capacidad de la gente para hacer mal.
-¿Comparte con su personaje que la vida tiene una “deplorable facilidad para convertirse en algo feo e insatisfactorio?
-Es fácil que la vida se vuelva fea, pero también tenemos capacidad de luchar contra ello.



El Correo Gallego: Xurxo Fernández
La Rosa de los Vientos

Lo dijo una vez Ahumada: Vista larga, paso corto y mala intención. Sale a la venta La niebla y la doncella, editad por Destino. Es otra aventura de esos detectives castizos que son Belvilacqua y Chamorro, pareja casi de hecho, pero pareja de la Guardia Civil. Este formidable narrador, que ya ha conseguido el Nadal, se siente influenciado por Raymond Chandler, pero cualquiera diría que ha asentado la novela negra en personajes tan exclusivos de este país que ha creado un subgénero propio. Aunque haya habido, eso sí, un Plinio, aquel que castizo y simpático municipal pensado por García Pavón y que tanto éxito tuvo en la televisión de los 60. Por lo demás, la novela –tan amena como El alquimista impaciente- es de las que se leen de un tirón.

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